Tu talento no es tu talento,
es, simplemente, talento.
El maestro Don Ata, en su infinita y solemne humildad, consideró que estas palabras sagradas pertenecen solo al terreno musical.
Años más tarde de su muerte, aprovecho para situar a todos los que hacemos algo por los demás sobre el escenario.
Pues todos hemos sido elegidos.
Y todo lo que hacemos se convierte en arte y canto.
Tengo en cuenta, mi hermano, cuando leas lo que viene.
El destino del canto*
* Modificado por Ra the men, con sumo respeto, en las palabras cursivas.
Nada resulta superior al destino del acto.
Ninguna fuerza abatirá tus sueños,
porque ellos se nutren con su propia luz.
Se alimentan de su propia pasión.
Renacen cada día,
para ser.
Sí, la tierra señala a sus elegidos.
El alma de la tierra, como una sombra,
sigue a los seres indicados para traducirla
en la esperanza,
en la pena,
en la soledad.
Si tú eres el elegido,
si has sentido el reclamo de la tierra,
si comprendes su sombra, te espera
una tremenda responsabilidad.
Puede perseguirte la adversidad,
aquejarte el mal físico,
empobrecerte el medio,
desconocerte el mundo.
Pueden burlarse y negarte los otros,
pero es inútil,
nada apagará la lumbre de tu antorcha.
Porque no es sólo tuya.
Es de la tierra, que te ha señalado.
Y te ha señalado para tu sacrificio,
no para tu vanidad.
La luz que alumbra el corazón del creador
es una lámpara milagrosa que el pueblo usa
para encontrar la belleza en el camino,
la soledad, el miedo, el amor
y la muerte.
Si tú no crees en tu pueblo,
si no amas, ni esperas,
ni sufres, ni gozas con tu pueblo,
no alcanzarás a comprenderlo nunca.
Crearás, acaso, tu mundo de hombre huraño,
solo sin soledad…
Crearás tu extravío lejos de la grey,
pero tu grito será un grito solamente tuyo,
que nadie podrá ya entender.
Sí, la tierra señala a sus elegidos.
Y al llegar el final, tendrán su premio,
nadie los nombrará, serán lo «anónimo»,
pero ninguna tumba guardará su obra…